Hablemos de contenidos

La idea, de tan simple, puede parecer ridícula, pero no es así ni mucho menos. Y en ocasiones, cegados por la tecnología, nos olvidamos de aquello que atrae visitantes a una página, les fideliza y convierte en clientes, consigue backlinks, los enlaces que una página recibe de otras, y hace más efectivo (y fácil) el trabajo en SEO.

Son los contenidos. Buenos, variados, interesantes y atractivos. Y todos ellos pensados, organizados y desarrollados de acuerdo a una estratégia, a un plan. Parece fácil pero no lo es y resulta un reto especialmente sugerente desarrollar para cada cliente una colaboración a medida, buscando encajar de la forma más efectiva posible recursos con necesidades para conseguir los objetivos deseados.

Todo gira, es importante recordarlo, en torno a un planteamiento básico. Situar la página Web o el Blog, personal o corporativo, en el centro de toda nuestra estrategia. En su propio espacio, el cliente puede desarrollar libremente sus propuestas sin depender de las normas de terceros. Y desde allí; captar, fidelizar y vender.

Y a partir de esta idea crear una amplia red de difusión utilizando la red social que sirve, escogiendo los canales más adecuados, para llegar hasta el público que está en ellas y canalizarlo hacia la propia página.

¿Cuales son los objetivos del cliente?

La creación y organización de contenidos se desarrolla junto al cliente, analizando necesidades, recursos y capacidades porqué los factores a tener en cuenta son numerosos. ¿a que se dedica y en que sector?, ¿que quiere conseguir?, ¿cuenta con recursos?, ¿si los tiene, es capaz de generar contenido propio o necesita ayuda externa?, ¿acepta el reto de crear información multimedia?, ¿entiende la obligaciones y las exigencias derivadas de una exposición pública?.

Despejar esas incógnitas y ayudar a una empresa a desarrollar sus ideas es un ejercicio complejo pero fundamental. Y en él, la fórmula del éxito seguro no existe. Es un trabajo tenaz, de prueba y error para averiguar si una empresa es capaz de transmitir lo que sabe y si aquello que sabe le interesa al visitante.

Y captando a la primera. En este caso, resulta imprescindible la teoría de los tres segundos. Son los que en mi opinión tarda un visitante en fijar su atención en un mensaje o en pasar al siguiente. En la era de la hiperinformación, y de los mensajes extremadamente cortos y fugaces, la página ha de enganchar de entrada y sin dudas.

Y en caso contrario, la estrategia se viene abajo. Porqué todo forma parte de un puzzle que necesita todas sus piezas. A partir de unas necesidades y de un mercado, se escogen unas palabras que definen proyecto, producto y destinatarios. Los especialistas en SEO hacen su trabajo posicionando determinadas páginas para captar la atención del público que busca productos y servicios muy concretos, pero cuando se consigue que el visitante aterrice en ellas, algo que no es tan sencillo como parece, ha de encontrar una respuesta rápida y eficaz y respuesta a lo que está buscando.

Mensajes equilibrados y sencillos

Con mensajes claros, bien escritos y de una longitud razonable. Que den paso si es necesario a informaciones más complejas pero que cumplan de entrada con sus objetivos para empezar con buen pie el proceso de conversión. En ocasiones, el cliente es capaz de producir esos mensajes. Sabe que ha de explicar y como hacerlo. En otras, necesita ayuda externa o se produce una mezcla de ambas situaciones con empresas que son capaces de generar información, que tienen una base interesante, pero que precisan colaboración para pulir sus mensajes y elegir el modo de hacerlos públicos. Cada proyecto es un mundo porqué escribir sobre determinadas cosas resulta sencillo y hacerlo de otras muy complicado.

Y los recursos, de forma inevitable, condicionan toda la estrategia. Es obvio que cuantos más medios estén disponibles más fácil resulta conseguir resultados, pero no siempre. En tiempos de crisis, la imaginación hace milagros. Y con un mínimo esfuerzo, cualquier organización puede darse cuenta que posible optimizar recursos para generar material e información interesante y en cualquier formato.

Del texto al video

El video, por supuesto, es lo más atractivo, y tiene un click casi garantizado, pero exige más esfuerzo e implicación, no necesariamente más dinero. Un video fresco, natural y grabado con un teléfono puede tener más fuerza y aceptación que un producto más sofisticado y artificial, y mucho más caro. El Blog corporativo es un elemento perfecto para conseguir visibilidad y vinculación con el cliente, pero también exige una transparencia y dedicación que no resulta fácil de asumir. O conseguir la atención mediante juegos, concursos y elementos que presenten un reto al visitante más allá de la simple información. Las opciones son numerosas.

Todo eso forma parte de ese proceso del que hablo en este post. De hecho, damos continuamente vueltas a la misma idea y con los mismos razonamientos. Entender a fondo las necesidades de un proyecto, conocer bien el producto y cuales son los objetivos asumibles de una idea es fundamental para preparar una estrategia de contenidos. La palabra asumible es importante porque refleja también un principio fundamental como es conocer exactamente los recursos disponibles, no sólo económicos, y no ir más allá. Dando pasos modestos al principio aunque de forma segura se pueden conseguir con cierta facilidad objetivos prudentes. Partiendo en primer lugar de una página Web bien construida y eficaz. A continuación decidir que canales sociales se adaptan al producto y a la empresa, ya que no es lo mismo un club deportivo que un fabricante de perfiles de aluminio. Y en tercer lugar, empezar la difusión de contenidos midiendo su impacto y eficacia. En Adrenalina lo tenemos muy presente en las campañas de marketing mobile, incluso a la hora de desarrollar aplicaciones móviles.

Dar valor a la información

Y hacerlo de forma sensata. Hemos explicado el qué y el cómo. Pero no debemos olvidar el cuando. No hace falta insistir en el hecho de que todo el mundo es bombardeado a diario con un millón de informaciones distintas. Ya era así en la época del correo electrónico, y los smartphones han multiplicado hasta el infinito la lluvia de mensajes que caen sobre nosotros a diario. Por eso el “tempo” es fundamental para que cada mensaje enviado o cada publicación en un canal aporte valor y se reciba como algo interesante. Y tampoco es fácil porqué hay que saber mantener un equilibrio entre la prudencia y la obligación de difundir mensajes en cualquier parte para que lleguen hasta la audiencia.

El esfuerzo vale la pena. Y la fidelidad del visitante y su intención de compra serán la mejor recompensa a ese trabajo.

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